lunes, 9 de agosto de 2010

Lo que son las coincidencias.

Esta mañana, después de tanto pedírmelo, cogí el coche y me planté en tu ciudad. No quise llamarte hasta no estar allí. Dejé el coche donde me habías indicado y antes de llamarte preferí pasear un rato para asegurarme de lo que iba a hacer. Hacía calor, mucha. Así que después de pensarlo un par de veces me aventuré a entrar en una cafetería y pedirme un refresco sentándome en una mesa en un rinconcito, no había muchas personas en el local, quizás por ello no me percaté de su entrada, o quizás ya estaba.

Estaba marcando tu número cuando escuché su nombre, un chico la llamaba, es un nombre que llama la atención, por eso miré, estaba de espalda a mí, aunque hubiera estado de frente no hubiera sabido quien soy, así que me daba igual mirarla descaradamente, la descripción que me habías hecho coincidía con la de ella, aunque no le había visto la cara. Quizás el morbo que me daba la situación me hizo levantarme y pedir en la barra otro refresco solo para tener la oportunidad de ver su cara, sus ojos azules y ese pelo no me dejaban dudas, podría ser ella perfectamente. La causante de tu penar.

La descripción física coincidía, pero estaba claro que tu forma de verla no tiene nada que ver con la realidad, o por lo menos, a como la puede ver otra persona. Y sobre todo el beso dejaba perfecta cuenta de que para ella habías pasado a mejor vida. Si te sirve de consuelo, no creo que sea tu tipo, desde luego no es la chica con la que puedes pasear por la calle sin llamar la atención. Su juventud hace incompatible una situación así.
Esta mañana me preguntaba sentada allí, en esa cafetería que el azar había puesto en mi camino, que puede llevar a las personas a comportarse de una manera u otra.

Verla, sin saber a ciencia cierta si podía ser ella o no, me hizo recordar mi relación con Lucía, como puede cambiar una persona cuando se cruza otra en su camino, y a pesar de tener una relación más que estable, ¿qué te hace dejarlo todo y volar en busca de algo que ya tienes?. O como puede haber personas que busquen una relación y una vez lograda, pierdan la ilusión, las ganas, o simplemente sean capaces de terminar sin importarle más allá que sus propios sentimientos, sin dar explicaciones, o tan tontas como que la relación no puede ser.

¿Si no podía ser, por qué la empezaste?
¿Si lo que querías era llevártela a la cama, por qué no ir al grano y dejarte de rodeos?

Tampoco es que lo hubiera consentido, pero quizás nunca me hubiera enterado y hubiera seguido siendo feliz en mi mundo perfecto.

Quizás él, si solo hubiera sido una aventura de una noche de verano, hablando claro, un buen polvo o un mal polvo, ahora no se estaría preguntando ¿Por qué? Y la seguiría viendo como una muñequita de ojos azules con la que se puede echar un…..

También me preguntaba cómo había surgido esto entre nosotros, hacía tiempo que no me sentía atraída por un chico y en apenas unos meses, has hecho lo que ninguno había conseguido.

Sinceramente no se cuanto tiempo pasó hasta que sonó el móvil, solo sé que cinco minutos después te tenía en la puerta de la cafetería montado en la moto.
Pasé por su lado, pensando, tengo suerte y debería darle las gracias por ello, si no hubiera sido por ella, nunca te hubiera conocido, aunque no me atreví.
Pero lo que duraron mis dos refrescos me dejaron claro una cosa, no iba a caer en la misma situación.

Ya hemos hablado de esta relación y lo bien que está así, no merece la pena cambiar nada si así estamos bien. Por lo menos eso los dos lo tenemos claro. Lo que a pesar de haber hablado, incluso deseado, aun no habíamos tenido la oportunidad era lo que en un principio me había traído hasta ti. Y lo que me había hecho vacilar en llamarte nada más llegar.

No quise ni siquiera que te bajaras de la moto, te di un beso en cuanto te sacaste el casco y sin más te solté lo que te solté. Me lo dejó claro la muñequita de ojos azules, mañana dios dirá pero el día de hoy ya no me lo quita nadie. Mejor dicho, el día de hoy ya no nos lo quita nadie.

Ya estamos en la cuenta atrás, apenas 10 días para irnos, Yo a Toronto y tu a París, ahora tan solo nos separan unos kilómetros, dentro de poco serán más de 6000.

Gracias por el día de hoy, me has hecho feliz, más aun si cabía. Y perdona por mis inseguridades, hacía mucho tiempo que no, bueno eso, tu sabes.
Gracias Lu, sino fuera por ti no estaría en España.
Gracias muñequita de ojos azules, aunque hoy me has recordado la “prota” de una peli que me gustaba mucho y que a partir de hoy no volveré a ver con tantas ganas. Pero tengo que darte las gracias, verte, aunque no fueras tú, me ha dado valor.


(Se que te gusta que te cuente cosas y que cada noche esperas que entre y las escriba, durante todo el día de hoy he tenido mariposas en el estomago. Las tenía hiendo para allá y las seguí teniendo volviendo para acá, aunque te puedo asegurar que por causas muy diferentes, y dime como me quito esta sonrisa de boba que se me ha quedado)

Ade♪

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